“De la abundancia del corazón habla la boca.” Así nos recuerda Lucas 6:45 que nuestras palabras y acciones reflejan lo que guardamos en el corazón. La meditación diaria G J 365-5 nos invita a examinar nuestro interior, renovar nuestra fe y buscar a Dios en cada momento de nuestras vidas.
En momentos de tentación, como enseña Mateo 4:3-4, Jesús nos muestra que no solo el alimento físico sustenta al ser humano, sino cada palabra que proviene de Dios. Este principio nos llama a depender completamente de Su verdad y a alimentarnos espiritualmente en Su presencia.
El Salmo 63 nos inspira a buscar a Dios con hambre y sed espirituales, deseando Su poder y gloria, y reconociendo que Su misericordia es mejor que la vida misma. Esta sed de Su presencia nos lleva a alabarle y a encontrar fuerzas en la intimidad con Él, aun en los momentos más secos y áridos de la vida.
Finalmente, Marcos 11:23 nos desafía a tener una fe activa, capaz de mover montañas. Este pasaje nos recuerda que el poder de nuestras palabras, enraizado en la fe genuina, puede transformar circunstancias imposibles cuando confiamos plenamente en Dios.
